Quiero...
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Pensamientos
lunes, 22 de noviembre de 2010
Quiero que sea eternamente mío el olor de tu cuerpo, de tu esencia. Y si es posible, también tu piel en toda su extensión. Tus pestañas, la yema de tus dedos, las arrugas de tu frente, los bosques que rodean tu pupila, que a su vez, es el espejo donde se refugia y esconde mi mirada.
Que mi recuerdo llegue a estar presente hasta en la puntas imperfectas de las uñas de tus pies y el extremo último de tu nariz; en la espuma que rebalse desde tu taza de café. Que tu corazón lleve tatuado mi nombre, y tu voz y mi voz justas suenen idéntico a la respiración de tu alma cuando duermes lejos de mi cuerpo. Quiero que me ames hasta el más profundo rincón que exista dentro de los huesos, y que mi imagen por las noches se transforme en escalofríos recorriendo constantemente tu espalda, desde arriba hacia abajo.
Quiero contemplar a tu lado a través de las ventanas de una habitación. Hazme el amor sobre un cama; que tus labios, mis gemidos, tu respiración y la lluvia compongan una melodía perfecta para asesinar a la melancolía, la espera; barrer todas tus cenizas; reconstruir cada pequeñísima parte de mi corazón, tan ínfimas que pasan por el ojo de una aguja.
Permanece aquí durante el tiempo que duran mil y un inviernos, y regálame flores de todos colores tantas veces como en ese mismo lapso de tiempo regrese la primavera. Quiero ser la única razón por la que brille tu mirada. Quiero ser el viento arrastrando tu sombra, trayéndola cada instante hacia mí.
Necesito decirte con las manos y mil besos tantas cosas que no sé escribir. Prométeme que tus sueños no impedirán que seas mía, desde aquí hasta el día que me toque perderte. Desde ahora sé que voy a llevarte en forma de recuerdo y de abrigo a donde sea que vaya.
Que mi recuerdo llegue a estar presente hasta en la puntas imperfectas de las uñas de tus pies y el extremo último de tu nariz; en la espuma que rebalse desde tu taza de café. Que tu corazón lleve tatuado mi nombre, y tu voz y mi voz justas suenen idéntico a la respiración de tu alma cuando duermes lejos de mi cuerpo. Quiero que me ames hasta el más profundo rincón que exista dentro de los huesos, y que mi imagen por las noches se transforme en escalofríos recorriendo constantemente tu espalda, desde arriba hacia abajo.
Quiero contemplar a tu lado a través de las ventanas de una habitación. Hazme el amor sobre un cama; que tus labios, mis gemidos, tu respiración y la lluvia compongan una melodía perfecta para asesinar a la melancolía, la espera; barrer todas tus cenizas; reconstruir cada pequeñísima parte de mi corazón, tan ínfimas que pasan por el ojo de una aguja.
Permanece aquí durante el tiempo que duran mil y un inviernos, y regálame flores de todos colores tantas veces como en ese mismo lapso de tiempo regrese la primavera. Quiero ser la única razón por la que brille tu mirada. Quiero ser el viento arrastrando tu sombra, trayéndola cada instante hacia mí.
Necesito decirte con las manos y mil besos tantas cosas que no sé escribir. Prométeme que tus sueños no impedirán que seas mía, desde aquí hasta el día que me toque perderte. Desde ahora sé que voy a llevarte en forma de recuerdo y de abrigo a donde sea que vaya.
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